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miércoles, 17 de septiembre de 2008

LOS CERROS DE CARACAS Y SU GENTE

LOS CERROS DE CARACAS Y SU GENTE

(RAUL DE PASQUALI G.)
(C.I. V- 949724)


INTRODUCCIÓN

Aún están frescas en la memoria popular las imágenes de la explosión social ocurrida el 27 de febrero de 1989. La gente de los cerros, de los alrededores de Caracas, promovidas con fuerza de un sentir histórico de clase y una organización de herencia social, dio rienda suelta a su impulso de vitalidad, despertando del letargo alienante en que la clase dirigente política-sindical, “democrática, populista”, les había sumido.

Hubo un tiempo en que los cerros de Caracas, fueron refugio de Cumbes, de cimarroneras y de indios indómitos. Espacios de los Cerros del Ávila, de Petare, de Catia, de cumbres desde donde se divisaban los valles en que los ríos del Guaire y el Tuy irrigaban con cristalinas aguas los surcos de los sembradíos y, de los Picos de Las Sillas del Ávila o de Naiguatá desde donde se distinguía el rodar de las olas del mar en la franja del arenal repleta de cocotales, del litoral.

Cerros defendidos por la espesura vegetal, de Bucares, de Flor Amarilla, de Guásimos, de Palmas, impenetrables para la clase dominante, ante la creencia de los hechizos, de las brujerías y leyendas que sembraban como creencia y defensa los desposeídos que buscaban su libertad en la espesura de los cerros.

De esos Cerros, también bajaron los que después de la jornada de Carabobo, siguieron luchando por su libertad escatimada. La comprensión de esa realidad socio-política, indujo al General Páez a indultar a quienes pusieron , en varias oportunidades, en estado de alerta y de pavor a mantuanos rezagados o a encopetados comerciantes y, aún, a renombrados combatientes independentistas, ante los ataques y amenazas de toma de sus pueblos o villas como la de Petare, u otros poblados de los Valles del Tuy. No olvidemos que después de Carabobo, prosiguió lo que el General en Jefe el Libertador denominó la guerra de castas y colores.

El Valle de Caracas, espacio centralizador de recursos, estandarte y representación del proceso de la Venezuela Agrícola a la Venezuela Petrolera, de la Venezuela Rural a la Venezuela Urbana, comenzó a ser polo de atracción de fuertes corrientes inmigratorias internas y externas. Por etapas, la capital se fue transformando, extendiéndose, entre las parroquias de San José y Altagracia, desaparecieron los cafetales y los cañaverales de Camboa, mientras una continuidad urbanística que partió del viejo Silencio, del Metropolitano y la Parroquia de San Juan, se empalmó con el Paraíso, con Coche, El Valle. Hasta las afueras, de la Laguna de Catia, o el contiguo San Agustín quedó bordeando la Ciudad Universitaria, a los Caobos, a Sarría hasta Sabana Grande.

En la década de los años cuarenta y cincuenta y de allí en adelante, El Valle de Caracas, se extendió más, hacia Petare, Guarenas, Guatire, a Ocumare, a Charallave, a Cúa, a Baruta, al Hatillo, a San Antonio de los Altos, a San Diego, a Los Teques, con pretenciones de alcanzar al antiguo pueblo del Mamón (Tejerías), el Consejo y saltar los cañaverales para ubicarse en la Victoria.

Parece un sueño, en medio siglo, ha desaparecido la ciudad de "los techos rojos”, la del Coche de Isidoro, la de los tranvías, las apacibles calles, pese a los veloces Ford de Tablitas. Ya no hay Hotel Mayestic. Ni peleas de Boxeo en el Metropolitano. Montones de transeúntes, apilonados en las aceras y en las calles de petróleo, automóviles y autobuses, botando bocanadas de humo como habanos andantes, que compiten con la gente por el espacio.

La mayoría de las personas, en el Valle de Caracas, se dejan arrastrar por el río de la gente, no hay tiempo para el saludo, menos para conocer la ciudad en su historia. Van como robot, encerrados en lo suyo, que no es otra cosa que el miedo a la inseguridad reinante. De reojo la muchedumbre mira hacia los cerros, donde prolifera la pobreza y la noticia matutina rebota en los medios de comunicación social salpicada de dolor, de llanto, de muerte.

No son colinas, sino cerros, los que rodean a Caracas, ni casa quintas, ranchos, simplemente ranchos, más bien, agujeros de miseria donde los botalones de la injusticia social se han enclavado en forma de cerca, abrazadera la que volverá a ceder, mas temprano que tarde, reclamando lo que históricamente le corresponde, lo que socialmente le pertenece.

Recuerdo cuando, entre las décadas de los años cuarenta y cincuenta, comenzaron a poblarse algunos de los cerros, que tanto temor inspiraron el 27 de Febrero, los de San Agustín del Sur, los de la Roca Tarpeya, los del Cementerio, entre otros; los que se poblaron de familias campesinas oriundas, en buena proporción de Miranda: de Cúa, de Guarenas, de Guatire. De Aragua: de San Casimiro, del Loro, de Guambra, de Guiripa. De Tejerías, del Consejo. De Carabobo: De Guigue, de San Joaquín. Todas dejaron sus pequeños conucos, sus salarios de peones de haciendas, en atención de conseguir en la urbe mejores perspectivas de vida familiar , de atención social.

En esos primeros tiempos fue un traslado de su organización rural, con escasez material, pero con las maruzas y los corotos abiertos, a rellenarse no solo de esperanzas sino con el firme propósito de ganarse los recursos con el sudor de la frente, como siempre lo habían hecho. Para aquella época los Cerros que eligieron eran como una continuidad de sus antiguos caseríos y entre sus pobladores proseguía el trato sencillo, la solidaridad y la hermandad que germinó en sus campos de nacimiento. Conocimos a muchos, por razones de trabajo, de salud, en sus lugares de orígenes, después, le visitamos en varias oportunidades en su nuevo hábitat. Subíamos largas escalinatas, callejuelas, de día o de noche, jamás no sentimos inseguros, al contrario nos hicimos asiduos visitantes, disfrutábamos de charlas sobre el pasado, del paisaje y la variedad del Valle de Caracas y, estando en nuestros años mozos, no faltó la asistencia a la sana diversión de algunas fiestecitas.

El andar del tiempo, nuevas obligaciones y la actividad profesional, me fue alejando de mis antiguas amistades campesinas de los cerros. !Cuanto han cambiado!; ¿Por qué?, algún día volveré a encontrarme con ellos, hablaremos de los años de la Venezuela Rural, recogiendo recuerdos para ofrendarlo a la memoria de quienes en el camino de la vida la ofrecieron, un 27 de Febrero, como antes lo hiciera el "Bravo Pueblo”, ante situaciones similares. El sacrificio no ha sido en vano, un temor recorre el cuerpo social de la clase dominante. la que tendrá que cambiar o arderá como un tizón, volviéndose ceniza en la combustión de su gestión delictiva y apátrida.













ANÁLISIS DE LA POBLACIÓN DE LOS CERROS DE CARACAS EN LA MANIFESTACIÓN SOBRE EL 27 DE FEBRERO


Arturo Uslar Pietri, entre otras cosa expresó, en todos los medios de comunicación social, más o menos lo siguiente: "esa especie de combustión espontánea, sin que nadie la hubiese predecido de un modo preciso”. El distinguido, intelectual, contradice la versión oficial inicial de la implicación de grupos subversivos políticos, tal vez, los hermanos menores herederos, en partes, del disfrute del celebre Pacto de Punto Fijo, descontentos, probablemente, por la poca cuantía percibida. Pero, el escritor, como otras personalidades, trataron de llamar la atención a la dirigencia política para la reflexión y enmendar conductas y políticas a seguir, con la finalidad de evitar futuras rebeliones populares de impredecibles consecuencias.

Otras personas, escribió: José Luis Vethancourt, en Élite (03-03-1992) el estallido social del 27 de Febrero lo percibían como un movimiento de ruptura del pueblo con un sistema político que contribuyó con su participación el 23 de Enero de 1958. Opinión, que respetemos, pero que equivaldría en el fondo a enfrentar en cierta variante Dictadura Vs. Democracia, lo cual peca de superficial.


El articulista, citado, advierte, que no faltan quienes sostienen que el “sacudón” prefigura un estilo diferente de participación del pueblo en el proceso político: un cambio radical en su comportamiento, de la excesiva pasividad a la violencia extrema. A pesar, de la represión militar, de haberse teñido de rojo calles y escalinatas de los cerros de Caracas, no ha pasado un día de protestas, ni de manifestaciones, desde 1989 hasta el presente año 1997. Y la situación política, económica y social, se ha ido desmejorando.

Se inculpó, en buena proporción, que el auge que tuviera y su extensión el fenómeno social del 27 de Febrero de 1989, a los medios de Comunicación Social, especialmente a las Televisoras, quienes trasmitieron cada incidente, “pueblo y fuerza policial”, se repartían equitativamente los bienes materiales de los negocios.

Si algo nos llamó la atención, en los noticieros de Televisión, fue la capacidad de la organización popular, en una situación determinada, columnas humanas que en medio del “desorden social” seguían su curso sin estorbarse, como si hubiesen ensayado por años las escenas que asombrados veíamos por las pantallas televisivas.

Cada uno en lo suyo, cada cual integrado a un propósito común. Independientemente, de la posición ideológica, de la posición política que practique, son grabaciones dignas de un análisis psico-social del comportamiento de la muchedumbres, de las masas, del pueblo.

Hay diferencias muy importantes, entre los estallidos sociales, rebeliones, propulsadas o dirigidas por alguien o por algunos con un propósito inducido, a uno espontáneo.
Son muchas las variantes de la conducta observada por el componente social, la del pueblo del 27 de Noviembre de 1990; la del 18 de Octubre de 1958, ó la del 20 de Diciembre y 14 de Febrero de los años de 1935-1936. No se trata de una encuesta de resultados matemáticos, es penetrar en el sentir, en la concepción e imagen de persona y de colectividad que tienen de sí quienes , por desfortuna, habitan en los cerros como producto de una dirigencia política populista y corrupta.
Cuál es su apreciación de los responsables de su pobreza crítica. Cómo consideran su participación en el proceso socioeconómico y cultural de la Venezuela actual. Cuáles son los obstáculos que le impiden surgir.


La suerte de los del 27 de Febrero, “la gente de la pobrecía”, como se decía, en años anteriores, solo parece ser una preocupación, en los momentos que estalla su pasividad, en que los más amenazados son los que más tienen.

Federico Brito Figueroa, no necesita presentación, su labor y su obra como historiador militante ha traspasado nuestras fronteras, a fuerza de imponerse en un medio hostil, con sinceridad y claridad de sabiduría, es orgullo de generaciones y el mayor reconocimiento que el pueblo venezolano ha podido ofrecerle, es decir: “Yo he leído y estudiado a Brito Figueroa”

He dejado, uno de los escritos del Maestro, para el final, por qué sé cuanto dolor e indignación encierran sus palabras y cuanto amor patriótico hay ellas. Véase anexos.

Brito Figueroa. está de acuerdo en calificar los sucesos del 27 y 28 de Febrero de 1989 de “Poblada”, como lo hiciera la Revista SIC, dos meses después, al presentar un balance de esa jornada ante la opinión nacional. (Poblada término que se usaba en el siglo XIX venezolano), fue justa, como protesta y hecho histórico. Pero a su vez, Brito Figueroa, fustiga a quienes ordenaron la masacre popular, que calcula en no menos de cinco mil victimas en el área metropolitana y otros tantos en el interior. No olvidemos que si en el interior del país la “poblada” no tuvo la magnitud de la capital, en cambio la represión oficial se desbordó por los caminos y pueblos y barriadas de Venezuela. Brito Figueroa,”libre pensador”, como él mismo se autocalifica , se identifica con los deudos de los asesinados y les expresa acompañarlos en sus oraciones, vigilias y ayunos, para que el genocidio cometido no quede impune. Brito Figueroa, baluarte de rectitud cívica, para reafirmar su solidaridad con los familiares y deudos de los hombres y mujeres del pueblo , de todas las edades masacradas, les pide perdón por no haber sido más consecuente en la protesta escrita, contra ese magnicidio cometido y haber dado origen al “cementerio de la peste".

La Poblada, La Explosión Popular, El Sacudón, todo sucedió, cuando se iniciaba el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez, a los 45 días de su toma de poseción Presidencial, en un país sobrecargado de problemas, el repitiente gobernante realizó un acto que se asemejó a una coronación con repercusión internacional. Más interesado por un liderazgo mundial, gastó una fortuna frente un pueblo hambriento y en el jarao, de carácter mundialista, comenzaban a desvanecerse las promesas electorales, hasta el borrón y cuenta nueva de la masacre del Amparo.


LA SITUACIÓN ECONÓMICA EN 1989-1991

Es de interés fundamental, poseer un conocimiento básico de la situación económica - social entre los años de 1985 A 1991, ya que el deterioro creciente de las necesidades no satisfechas en la población constituyen un caldo de cultivo de descontento, de conflictos, de enfrentamientos, máxime cuando la dirigencia política hace promesas y alienta perspectivas de soluciones que es incapaz de cumplir.

La creación de falsas expectativas a la solución de los ingentes problemas de las grandes mayorías, el empobrecimiento continuo de extensos sectores sociales para favorecer en cambio a una minoría privilegiada. Unos regímenes donde se favorece la política de la acumulación delictiva de capital, como dice Brito Figueroa, son motivaciones más que suficientes para esperar cualquier tipo de reacción social.

De acuerdo a una serie de encuestas realizadas por investigadores de la Universidad Central de Venezuela los resultados fueron los siguientes:




EL 35% DE LOS VENEZOLANOS VIVE EN POBREZA RELATIVA
Y El 43,35 % EN POBREZA CRITICA Y TIENDE AUMENTAR


De conformidad con los estudios del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Central, los datos encontrados y suministrados en comparación entre 1982 y 1990, son por demás elocuentes, de la gravedad de la situación vivida en el País.



AÑO DE 1982
PORCENTAJES
AÑO DE 1990
PORCENTAJES




Clase Alta
1.05%
Clase Alta
1.05%
Clase Media Alta
4.48%
Clase Media Alta
6.52%
Clase Media
14.10%
Clase Media
13.35%
Pobreza Relativa
42.37%
Pobreza Relativa
35.73%
Pobreza Crítica
38.05%
Pobreza Crítica
43.35%
TOTAL 5. CLASES.
100.00%
TOTAL 5.CLASES.
100.00%



A la anterior encuesta, donde se evidencia que los pobres son más pobres y los ricos son más ricos y las clases media van en “picada”, se agregan otros indicadores, como los de Carlos Padrón, cuyo trabajo estuvo dirigido a niveles de desempleo, según correspondían en 1988 al 6.9% subiendo para 1989 al 9.6%.

Padrón suministra otros datos muy alarmantes que resumimos:


a) Disminución de la capacidad de ahorro de la clase media.

b) Aumento de niveles de desempleo.

c) Deterioro del poder adquisitivo.

d) Incremento del nivel del sector de la economía informal, lo cual evidencia que
el crecimiento económico no se traduce en el sector moderno de la economía.


LAS DIMENSIONES DEL ESTALLIDO SOCIAL

A pesar de las advertencias, muy sensatas, de una serie de personalidades, de estudiosos de los problemas socio-económico e históricos del país, de que la situación podía ocasionar un estallido social, máxime que a la crisis se agregaba el ingrediente de la perdida de la credibilidad.

En la dirigencia política, en las Instituciones y en la propio sistema democrático, ante la creciente corrupción administrativa, a todos los niveles, el Gobierno lejos de corregir rumbo se trazó una política de oídos sordos ante los reclamos constantes de la población, de ceguera ante las dramáticas evidencias de un país en deterioro, mientras trataba de preservar su agotada estructura partidista, populista, demagógica, clientelar, peculadora e insaciable de poder corrompido y de acción de acumulación delictiva de capital.
El Gobierno, apuntan las investigaciones realizadas, en la experiencia de casi medio siglo, de haber podido manejar y controlar las clases populares, mediante la estructura partidista, el Pacto de Punto Fijo, el clientelismo político, como vínculo de adhesión. Una estructurada y planificada campaña publicitaria, aprovechando la Guerra Fría de dos sistemas mundiales, consideraba haber alineado suficientemente “a la gente a la pobrecía”, como se decía antes, intimidándolas con el fantasma del comunismo, por una parte, y la confrontación de los beneficios, con todos sus defectos, de la democracia representativa contra la dictadura; el Gobierno sobrevaloró los móviles y argumentos, que le fueron favorables en el pasado, creyéndolo estáticos, en la misma medida subestimó la capacidad de reacción y de madurez de los habitantes de las barriadas populares. Si hiciéramos una relación cuantitativa, deducimos, que la sorpresa del estallido y su extensión se debió en el 80% en la falsa creencia que podía contener cualquier movimiento o poblada, con los razonamientos expuestos y un 20 % con la fuerza pública, tradicional, acompañada por la guardia pretoriana (partidista, gubernamental, paramilitar).



La magnitud del estallido social, “de la poblada”, que acaparó la atención mundial, mediante los medios de comunicación, el pánico que paralizó a toda la dirigencia política y sindical del país, la incapacidad de controlar las fuerzas tradicionales, a un pueblo declarado en rebeldía, dio lugar a acudir al ejercito, la reacción estuvo relacionada al volverse los manifestantes en contra las urbanizaciones.

La masacre, contra los pobres y su justificación, es una mancha que la justicia venezolana no ha podido aún lavar de los vistosos trajes y uniformes. Por , ahora, los persigue el recuerdo de los montones de cadáveres que enterraron solapadamente en el Cementerio General del Sur de Caracas, en la Tumba de la Peste.

Pero el 27 de Febrero, como todo acontecimiento histórico, dará sus frutos, apenas ha comenzado la florescencia.

LAS CONSECUENCIAS DEL 27 DE FEBRERO

La urgencia de remediar en algo la critica situación económica, la presión de los Organismos Internacionales, entre ellos, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, las constantes manifestaciones, la ameba de una nueva “Poblada” el descontento entre las Fuerzas Armadas.

Una deuda que absorbe el multimillonario presupuesto nacional, bajo la promesa casi juramentada que aplicando las medidas del Paquete Económico Neo-Liberal nos libraría de todos los males de la nación, ante el convencimiento de que solo verían a largo plazo los resultados los que lograran sobrevivir, motivó aglutinar una serie de corrientes de opinión desfavorable a la gestión de Carlos Andrés Pérez. Una Diplomacia viajera, aleja al Presidente del País, más atento, a los acontecimientos del exterior, que a tas manifestaciones, paros cívicos, y choques callejero que no cesaron durante todo el transcurso del año de 1991.

La vieja discusión limítrofe con el vecino y hermano país. Colombia, las contradictorias declaraciones del CA, al menos, así interpretadas, van acentuando una atmósfera de mayor desconfianza e incredibilidad, sobre el Primer Mandatario. El Problema del Golfo fue acentuando una polémica que abarco a venezolanos y colombianos.

Desde el “Avión”, la dirigencia venezolana observaba, sin tomar decisiones la penetración de las oleadas garimpeiras que removían el suelo patrio, se apoderaban de su riqueza minera, destruían la selva y atentaban contra las etnias indígenas. Mientras el Avión Presidencial realizaba un viaje, 100 a 200 avionetas garimpeiras surcaban los cielos impunemente entre el Pre-Histórico Roroima y la Ciudad de Boa Vista. Moderna piratería, pero en el fondo, simular en su propósito y tolerancia a la de los siglos XVII y XVIII.
El año de 1991, se caracteriza por seguir presentando los acontecimientos del 27 de Febrero como una lucha entre “civilización y barbarie”, las informaciones y cuñas institucionales al mismo tiempo que exalta el civismo del pueblo venezolano, durante los 3 años de democracia, lo fustiga, sutilmente, con su último comportamiento, de turba, de actitud de delincuentes, busca provocar en los sectores populares, como bien analiza: José Gregario Terrón,(Revista SIC.1989) escrúpulos de culpabilidad y resalta, en cambio, la conducta democrática de los responsables de la masacre, los que tienen la orden y poseían las armas. Otra característica subliman de aterrorizar a los revoltosos, a los inconformes, a los subversivos, a los manifestantes, a los integrantes de la “Poblada”, del Tumulto.

Mucho se ha escrito sobre el 27 de Febrero, mucho falta por escribir, no hay dudas, al menos, que después de esa jornada popular, de la Poblada o el Tumulto de la gente de los cerros, Venezuela tiende hacer otra, no obstante, del peligro de que volverán las oscuras golondrinas, como decía Juan Primito “los rebullones andan sueltos”.

La “poblada”, el Tumulto, del 27 de Febrero de 1990, dio origen al 4 de Febrero de 1992. Al 20 de mayo de 1993 justo a la 1:30 pm. Cuando Gonzalo Rodríguez Corro lee su ponencia favorable al antejuicio de mérito a Carlos Andrés Pérez, y éste da su última alocución al País en calidad de Primer Mandatario. En esa despedida . donde reitera su ambición histórica, atribuye su caída a una confabulación y pronuncia la recordada frase: “hubiera preferido otra muerte.

EL 4 DE FEBRERO

Así como el 27 de Febrero fue una explosión social, sin vanguardia armada, dice: J. Núñez Tenorio, en la Revista SIC, el 4 de Febrero fue una sublevación militar sin participación civil agregará, que dicho alzamiento militar, no puede compararse con el resto de los golpes militares de América Latina. Tampoco por los ofrecidos por la historia de Venezuela. De allí que las opiniones y retóricos discursos parlamentarios adecos - copeyanos pretendiendo engañar a la gente con argumentos subjetivos, nadie los haya creído. Los signos de la historia, aprecia, Niñez Tenorio, señalan una futura unidad entre insurgencia popular y vanguardia militar.

Dice, el autor citado, “La historia contemporánea de Venezuela habrá de registrar esa síntesis futura entre pueblo y vanguardia, que abrirá las puertas a nuestra verdadera independencia”. (Suplemento de Ultimas Noticias. 3 de mayo de 1992). La frase que pronunciara el Comandante Hugo Chávez Frías, ante el revés del alzamiento: “Por ahora”no deja de significar que más temprano que tarde, que una unión cívico-militar , patriota, inspirada en el pensamiento y la acción bolivariana suplantará la entreguista. apatrida, dirigencia política que nos han desgobernado en nombre de la Democracia.

El alzamiento del 4 de Febrero de 1992, calumniado por la jauría populista, peculadora, demagógica, ha invertido millones de dólares en publicidad, para tratar de sepultar, el resurgimiento del pensamiento y la acción guiadora bolivariana, la de Simón Rodríguez, la de Ezequiel Zamora, no en su aspecto teórico guardada en el cofre del pasado, sino como sustento de formación, de guía ciudadana, guía activa de acción, de principios de los más excelsos valores.

El 27 y el 4 de Febrero (1989-1992) tienen otro vínculo, otro enlace, la abstención electoral , que no es otra situación que una manifestación de rebelión, de poblada, de tumulto, de condenada, a un sistema electoral viciado, inescrupuloso, al sufragio que en Venezuela lo han convertido en un mecanismo envilecedor, mercantilista. El acto del sufragio, carnaval y torneo de la mediocridad, de las tapas de zinc, del sancocho y aguardiente, de las promesas incumplidas, zarao de los partidos populistas, ha merecido la repulsa popular.

Abstención Popular en las urnas electorales, Poblada o Tumulto del 27 de Febrero de 1989, 4 de Febrero de 1992, no son elementos históricos aislados, en un principio, se van solidificando, perfilando y encaminándose hacia una acción coherente, intereses socio-económicos-culturales comunes de reingambre social de profunda identidad que buscan unirse, para afrontar los retos que exige una Venezuela distinta, sin la pesada carga de una generación que no supo aprovechar su papel histórico, en la dirigencia y conducción de nuestro destino.

CONCLUSIONES
1) Las insurrecciones populares, “movimientos, tumultos”, contra el orden establecido, se inician con las “manifestaciones, huidas, memoriales”, de los recién repoblados indígenas, “almas”, (habitantes en general, blancos, pardos, negros esclavos) de los recién fundados pueblos, ciudades o villas por los españoles , desde Cubagua en adelante, en el actual territorio venezolano.

2) Aparte de los “motines”, “guasábaras”, más renombrados, durante la época colonial , como la de Juan Francisco de León, de Ricardo Chirinos, contra un monopolio de carácter transnacional y la otra excesivos pagos de impuestos, entre otras razones, hubo motines locales y provinciales, aunque no menos nombrados, debido a situaciones que guardan similitudes con procesos sociales donde un sector dominante o privilegiado, hace caso omiso a las Leyes de Indias, Ordenanzas Locales , o Municipales, que, en una serie de oportunidades trataban de favorecer “el común”.

3) Las montañas, las serranías, o espacios llaneros deshabitados, de difícil acceso, sirvieron de refugio a las personas perseguidas o marginadas, denominadas en la época colonial “cimarrones, bandoleros, poblaciones volantes, malhechores, etc” y sus hábitat “cumbes”, “refugios”.

4) Después de la Gesta Independentista, después de la Batalla de Carabobo y de la separación de Colombia, año de 1830, se constatan una serie de sublevaciones, motines, asaltos a poblaciones y centros de actividad económica , debido a que una parte de la clase dominante, mantuanos o patriotas de nuevo cuño, pretendían seguir manteniendo los antiguos privilegios del régimen colonial, dando lugar a las sublevaciones populares.

5) Se hace especial referencia al Valle de Caracas, sus alrededores y serranías, obviando todo lo acontecido en el periodo colonial, ubicándonos en el tiempo más próximo al fenómeno de expresión demográfica que ocurren en el Valle a partir de la década de los años cuarenta.

6) La explosión social, “POBLADA, TUMULTO”, del 27 de Febrero de 1989, las dos intentonas de sublevaciones militares ocurridas durante el año de 1992, causaron una alteración definitiva en la vida del país.

7) A pesar de no lograr en los momentos iniciales de las acciones la estrecha coordinación Cívico-Militar, no existen dudas de que las acciones tuvieron apoyo tácito o expreso de los-sectores significativos de la población: de la popular y de los sectores elites, de la esfera económica, cultural y social, las que se fueron manifestando por vías alternas: manifestaciones callejeras, apagones, cornetazos, paros colectivos, etc.

8) La revuelta o “poblada” de 1989 y las dos sublevaciones militares lograron algunos de sus objetivos principales:

Pusieron en evidencia que el régimen democrático establecido desde el año de 1958, e “iniciado” con el con el golpe militar de Octubre de 1945, había caído en un Proceso de descomposición, donde el populismo y la corrupción administrativa llegaron al máximo clima en los gobiernos de Carlos Andrés Pérez, Lusinchi y de nuevo con Carlos Andrés Pérez.

9) La clase dirigente política no ha logrado modernizarse y modernizar el sistema ni crear una cultura política democrática participativa, a pesar de haberse visto obligada, por los acontecimientos que nos ocupan el presente tema a enjuiciar y contribuir a la destitución del Presidente Carlos Andrés Pérez. Por ahora la situación Política continua manifestando su autocratismo, y se siguen manifestando las denuncias de acumulación delictiva de capital y la serie de medidas económicas y sociales impregnadas de populismo, demagogia y dependientes, las medidas económicas siguen favoreciendo a un sector minoritario de la población venezolana en desmedro de las mayorías de nuestro país.