La colonialidad. Origen y expresiones
históricas.
Los desafíos de la descolonización
La
Historia Universal que estudiamos en los liceos, la cual de universal sólo
tiene el nombre, divide a la historia de la humanidad en edades: antigua, media
y moderna, con énfasis en que después de la edad moderna, la cual culminaba con
la Revolución Francesa, lo que venía era la época contemporánea cuya duración
se extendía “hasta nuestros días”; era la historia sin fin, la del triunfo de
la burguesía, la de la eternidad del capitalismo.
Como
complemento del cuadro, los acontecimientos que marcaban el paso de una a otra
edad: invención de la escritura, caída del imperio romano, descubrimiento de
América, Revolución Francesa, indicaban claramente que para tener historia
había que ser europeo, de la Europa occidental, los demás pueblos del mundo no
existíamos hasta que ellos nos invadían, nos sometían, nos descubrían. De
acuerdo con estas etapas, los pueblos originarios del mundo carecían de
historia, eran prehistóricos porque no utilizaban la escritura igual a la de
ellos.
Los
pueblos originarios de Nuestra América, África, Asia, Europa Oriental fuimos reducidos
a la condición de bárbaros, salvajes, caníbales, ignorantes, demonios sin
religión, idioma ni cultura. Por la vía de invasiones, reducciones y violentas
conquistas, Nuestra América, fue la proveedora de metales preciosos, productos
agrícolas y artesanales y los pueblos de África esclavizados, tratados,
traficados, contribuimos con la acumulación originaria y el surgimiento de la
mecanización de la industria.
Nuestra
historia, la escribieron los vencedores, la historia de Venezuela de José de
Oviedo y Baños, montada sobre la visión, criterio y omisión de los cronistas de
indias, será matriz de muchas otras historias eruditas, utilizadas para
engalanar tertulias, halagar vanidades, justificar
con banales argumentos, la dominación, la explotación, la sociedad de clases,
el racismo.
Es la historia
para dominar, que ha extendido durante siglos, como un inmenso nubarrón de
tormenta, argumentos tales como la inferioridad del indio, del negro o de la
mujer, la flojera de los venezolanos, de los cholos y mexicanos. Es la misma
historia de los positivistas de pensamiento crítico, incapaces de admitir la
lucha de clases. La historia que intentó borrar la historia de los pueblos
originarios, su poblamiento milenario, su cultura, su resistencia e insurgencia
frente a la opresión.
Nuestro
Libertador en la Carta de Jamaica de 1815, refiriéndose a las dificultades de
su propia clase social, describía el coloniaje de la siguiente manera:
Los Americanos en el sistema Español, que está en
vigor,y quisá con mayor fuerza que nunca, no ocupan otro lugar enla sociedad
que el de siervos propios para el trabajo, y cuando mas el de simples
consumidores; y aun ésta parte cohartada con restricciones chocantes; tales son
las prohibiciones del cultivo de los frutos de Europa, el estanco de las
producciones que el rey monopoliza; el impedimento de las fabricas que la misma
Peninzula no posee; los privilejios esclusivos del comercio, hasta de los
objetos de primera necesidad; las trabas entre provincias y provincias
americanas, para que no se traten, entiendan ni negocien; Carta de Jamaica (tomada de albaciudad.org)
Los
imperios, como nos dice Judith Valencia, invaden territorios y almas. La
invasión de los territorios fue más allá del aprovechamiento de la tierra y de
la explotación de la población sometida. Requirió de la creación de una serie
de instituciones y organismos en Europa, en América y en cada localidad para la
mejor explotación de las riquezas de lo que llamaron el Nuevo Mundo, para ello,
fue necesario también invadir las almas y en eso jugó papel determinante la
iglesia católica, pilar fundamental para el sometimiento de nuestros pueblos
originarios, asentar población y organizar la producción.
Ciudades,
villas, pueblos de indios de misión y de doctrina, absolutamente todo el orden
colonial, por las más diversas vías: tratados, requerimientos, reales cédulas,
leyes de indias, misiones, ordenanzas, virreinatos, apostólicas entradas, con
el papel protagónico de la iglesia católica, bajo la advocación de vírgenes,
ángeles, arcángeles y santos fueron puestos al servicio de la invasión de las
almas, con tan buenos resultados que a más de 500 años, cuando llevamos hacia
adelante una Revolución Socialista, hay que plantearse la descolonización como
tarea ineludible para tener Patria.
Esa
invasión de las almas es lo que denominamos colonialidad, la cual se expresa en
todos los ámbitos de la vida de nuestros pueblos, en concordancia con la
sociedad de clases. El Presidente Chávez, con esa inmensa capacidad para
comunicarse con su pueblo, introducía permanentemente en su discurso, ejemplos
de las expresiones de esa colonialidad. Cuando nos decía que conocíamos los
nombres de las carabelas de Colón, pero, no sabíamos cómo se llamaron los
barcos de Miranda, estaba planteándonos de manera muy sencilla el problema . Cuando
al 12 de Octubre lo llamó “Día de la resistencia indígena”, el mensaje estaba
claro.
Es que
durante muchos años culminábamos el año escolar celebrando el 5 de Julio, la
independencia y hablábamos de Bolívar y Miranda, leíamos trozos del acta
suscrita, elaborábamos carteleras alusivas. Las mismas carteleras que, cuando
regresábamos de vacaciones, desmontábamos para hacer las del 12 de Octubre con
su gran letrero DIA DE LA RAZA y los dibujos de carabelas y de Colón y de
calvos misioneros portando una cruz y de hombres con barbas y pecheras de
metal. En medio de ese mundo de contradicciones nos formamos.
También
llevamos años celebrando centenarios, tricentenarios, cuatricentenarios de la
fundación de nuestros pueblos como si antes nada hubiera existido, sin
preguntarnos de dónde salió la gente con la cual fundaron esos pueblos y
ciudades. La arqueología con sentido histórico ha demostrado la existencia de
poblaciones con milenios de permanencia en un territorio, antes de la llegada
de los europeos.
El
pentagrama de la tierra como lo llamó el historiador Raúl Humberto de Pasquali
(Caminos de Caranaca, Acarigua, 2005) nos revela, en el territorio del actual
estado Portuguesa, espacios intensamente vividos, intercambio de producciones,
organización comunitaria, producción de instrumentos y utensilios, construcción
de viviendas, monumentos, cerrillos, calzadas, arte, alfarería y una antigüedad
de poblamiento de más de 5.000 años.
Frente
a la historia para la dominación insurge la historia ciencia de los hombres en
el tiempo (Marc Bloch), historia para el combate, cuyo conocimiento libera,
porque es la que los pueblos comprendemos, la que nos reconoce desde nuestros
orígenes, la que pone en evidencia los hilos que motorizan las acciones de la
humanidad, la historia capaz de fortalecer el espíritu para la lucha a través
del ejemplo de las luchas de hombres y mujeres de otros tiempos, la que valora
los miles de años que la humanidad lleva poblando estas tierras; la que baja a
los libertadores de los pedestales; la que ubica a las luchas de las mujeres trabajadoras
al lado de la de sus hombres trabajadores.
El
conocimiento histórico, la historia como proceso, la historia de la gente
corriente, la que todas y todas hicimos, hacemos y haremos, porque “…Nuestro pasado, todo nuestro pasado, está
vivo y nos enseña que hemos sido, y seguimos siendo, consecuencia de las
adversidades; pero también nos señala que gracias a ellas hemos podido
vislumbrar colectivamente lo que nos resulta impostergable…/…tener Patria
definitivamente…” (Comandante Presidente, Hugo Chávez Frías, 11 de junio
del 2012, en la presentación de su Propuesta del Candidato de la Patria para la
gestión Bolivariana Socialista 2013-2019), no es una historia neutral, toma
partido con el pueblo es, parafraseando a Celaya, un arma cargada de futuro, en
el entendido de que ese futuro es hoy y uno de sus grandes retos, es
descolonizar a los pueblos, lo cual no sólo es declarar la independencia sino
que es imprescindible la descolonización de la conciencia, aprender a pensar,
decir y hacer dándole la espalda a lo que nos ha dominado por más de 500 años.
Resulta
imprescindible comprender que la colonialidad es expresión de la sociedad de
clases y en consecuencia la descolonización sólo es posible en una sociedad
donde no existan clases sociales, porque las expresiones de la colonialidad y
de la lucha de clases con toda la carga de racismo, exclusión, patriarcado,
relaciones de poder, apropiación privada del producto del trabajo, propiedad
privada de los medios de producción fundamentales, división del trabajo, son
idénticas.
El
gran desafío de hoy es construir el Socialismo, en medio de la lucha contra el
imperio que amenaza, ordena invasiones, moviliza ejércitos contra los pueblos .El que a sus sangrientas
invasiones llama “esperanza”; a la dominación política “oportunidad de forjar
futuro”; a la muerte “estabilidad”; al expansionismo “seguridad común del
mundo”; a la intervención militar “asesoría y ayuda”; al dominio ideológico
“estrategia civil”; a la promoción de conflictos internos que debiliten a los
movimientos de liberación de los pueblos la llamó “confianza mutua”; a la
miseria de la guerra la llama “seguridad y prosperidad”; a los pueblos que
luchan, “enemigos comunes” o “amenaza inusual y extraordinaria”; al espionaje
“servicio de inteligencia”; al poderío militar “diplomacia” y “persuación
moral”.
Culminamos
estas reflexiones, citando a Judith Valencia:
La terquedad resiste e insurge. La terquedad cultural/los
pueblos tercos resisten e insurgen; persisten en darle la pelea a la codicia
perversa del imperio transnacional/militar, insistiendo en acorralar a las
fuerzas asesinas. Imperio del gobierno militar supra/transnacional, que con la
estrategia del siglo XXI, de la ‘CRISIS DE LA POLÍTICA’ arrasa territorios,
desplaza y asesina a pobladores dueños de sus tierras y portadores de culturas.
La expansión/difusión de los instrumentos electrónicos y
del arsenal militar, mensajeros del terror; violando ‘con hechos cumplidos’
consolidan áreas invadidas. Utilizan el cinismo, la mentira el acoso como herramienta
del dispositivo estratégico.
I
ENCUENTRO VENEZOLANO DE ECONOMÍA POLÍTICA MARXISTA
Conferencia
inaugural/Banco Central de Venezuela,
Caracas
6 de julio de 2016